23 de noviembre de 2011

Niños, Bicicleta y Actividad Física


Primero el triciclo, después las rueditas, y por último, la bici de montaña. Todos los niños, a lo largo de su infancia, y ya vivan en el campo o en una gran ciudad, desarrollan a lo largo de sus primeros años de vida una auténtica relación de amor-odio con la bici, responsable tanto de las peores magulladuras (las rodillas raspadas y huesos rotos son algunos de los principales 'daños colaterales' de la práctica de este deporte) como de las mejores horas de diversión. Excursiones, aventuras, imaginación, aire libre... La bicicleta es sinónimo de algunas de las mejores experiencias de la infancia, y una de las mejores inversiones en tiempo libre para los 'peques' de la casa, siempre y cuando se les enseñe a 'montar' con responsabilidad y se les obligue a utilizar el equipamiento adecuado como es un buen casco.

Durante el crecimiento, la actividad física juega un papel fundamental en el correcto desarrollo del los niños: ayuda a la formación de la masa ósea volviendo los huesos más fuertes, incrementa la resistencia física y la capacidad pulmonar, desarrolla la musculatura, mejora la coordinación y el equilibrio, reduce los riesgos de obesidad infantil, mejora la calidad del sueño, incrementa los niveles de concentración en las clases... La clásica 'clase de educación física' en el colegio es sin duda un bien necesario en la agenda de los niños, especialmente entre las nuevas generaciones, cada vez más sedentarias debido al incremento en popularidad del entretenimiento virtual. Por eso, nunca esta de más encontrar alternativas que fomenten la actividad física en su tiempo libre: comprarles una bicicleta supone darles un medio de transporte divertido, económico y sostenible, que les ayude a relacionarse de forma saludable y divertida con otros niños sin apenas darse cuenta de que, de esta manera, se ejercitan tanto física como mentalmente.



Riesgos a tener en cuenta: es evidente que el uso de la bicicleta entraña, como cualquier otra actividad, una serie de riesgos, fácilmente evitables si se tienen en cuenta las consideraciones básicas de seguridad, y se mentaliza a los pequeños sobre la importancia de someterse a ellas. Usar protecciones, como un casco y rodilleras, previene de futuras lesiones en caso de que sufran una caída o un accidente menor. Beber agua de manera regular para no deshidratarse, respetar unos límites de velocidad moderados, no involucrarse con el trafico de la calle a menos de que nuestra zona local disponga de un carril para bici específicamente adaptado para el tránsito en este tipo de medio de transporte, son solo algunas de estas sencillas normas, que, sin duda, compensan a la larga, especialmente si tenemos en cuenta las larguísimas horas de diversión al aire libre que proporciona la bicicleta, o el hecho de que podamos practicar este deporte en familia con regularidad. ¿Te animas a dar con tus hijos un paseo en bicicleta?

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