5 de junio de 2013

BICIMOTOS YUCATAN.- EL MITO DE LA BICICLETA DE ALVARO OBREGON







Un día cualquiera apareció una pequeña bicicleta encadenada en Álvaro Obregón y Frontera. En un lugar como la colonia Roma, donde la gente ama a sus bicis y a sus perros y llevan ambos para todas partes, no tenía nada de raro una bici “aparcada” en el camellón. Hasta que nadie la movió en días.

Quizá al principio, lo llamativo de la bici es que obviamente pertenecía a una niña: resultaba sencillo deducirlo por el color y el pequeño tamaño, pero una niña sola en la ciudad, en su bicicleta, forzosamente tendría que vivir cerca y entonces ¿porqué la dejaba días y días encadenada al poste, sin volver por ella?

Un día alguien colocó un ramo de flores frescas junto a las de plástico del manubrio y entonces entre los vecinos se corrió la voz de que la bici en efecto pertenecía a una niña pero que su dueña había fallecido. Unos decían que en un accidente, otros decían que simplemente había fallecido. Las flores frescas lo demostraban, en todo caso.

Al final la historia es mucho más simple: cuando la artista plástico conocida como Taquito Jocoque se fue de viaje (se los contamos en este post), dejó ahí la bici, en un lugar tan bueno como cualquier otro. Lo sorprendente ha sido que ahí sigue y que llegaron las flores y ahora “la pieza” completa es un componente más del mobiliario urbano, como los buses con grafitti de la plaza Luis Cabrera.

Si la ves de cerca, puedes descubrir las señas distintivas del trabajo de Taquito Jocoque, mira:

Lo que nos gusta de toda la historia, es que al final convierte a una metrópolis como la Ciudad de México en un pequeño pueblo con sus historias locales, sus chismes inciertos, sus mitos y los personajes que los protagonizan ¿conoces alguna historia así de tu propia ciudad? ¡cuéntanosla en los comentarios!

Hector Barrera | http://blog.benetton.com 

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