El hombre visionario que revolucionó la computadora personal falleció a la edad de 56 años, tras librar una dura batalla contra el cáncer.
“La brillantez, la pasión y la energía de Steve fueron la fuente de incontables innovaciones que enriquecen y mejoran todas nuestras vidas”, expresó Apple. “El mundo es inconmensurablemente mejor debido a Steve”.
Sufrió de cáncer desde el 2004 y recibió un trasplante de hígado a comienzos del 2009.
Su surgimiento hace 30 años obligó a IBM Corp. y a otros competidores a esforzarse por igualarla.
Jobs era un hombre carismático y expresivo, un vendedor por naturaleza y un oráculo de su industria que parecía intuir las necesidades de los consumidores antes que ellos mismos.
Solía subir al escenario en las ferias y eventos de Apple en jeans, zapatos deportivos y suéteres negros, hechizando a la audiencia con sus más recientes innovaciones y concluyendo siempre con una presentación final precedida con la frase: “Hay un asunto más”.
Su insistencia en la estética minimalista, el diseño cuidadoso y el uso de materiales de alta calidad hizo que los artefactos de Apple sean calificados como de alto calibre. También justificó los altos precios, aunque eventualmente la competencia le obligó a bajarlos.
En una entrevista para un documental transmitido en 1996 por la televisión estadounidense, Jobs recordó cómo creció en la década de 1970 y cómo su generación prefería la poesía en lugar de las finanzas.
“Creo que eso fue maravilloso y creo que ese mismo espíritu puede ser introducido en productos, y que esos productos pueden ser vendidos a gente que apreciará ese espíritu”, comentó.
En privado, sin embargo, otros lo calificaban de jefe autoritario y errátil que hacía exigencias irrazonables y humillaba a sus empleados. Su biógrafo Alan Deutschman lo calificó de “emocionalmente inestable y excesivamente errátil”.
En su vida personal, Jobs negó por dos años ser el padre de Lisa, quien fue hija de su novia Chrisann Brennan y que nació en 1978. Años más tarde, bautizaría a un modelo de computadora con ese nombre.
El carisma y fortaleza de Jobs parecían invencibles. Uno de sus ingenieros comentaba que en su presencia se creaba un “campo de realidad distorsionada” porque, en persona, era capaz de convencer a cualquiera sobre cualquier cuestión, aun cuando uno volviera a discrepar en cuanto él se iba.
Steven Paul Jobs nació el 24 de febrero de 1955 en San Francisco, hijo de Joanne Schieble -para entonces una estudiante de posgrado soltera- y Abdulfattah Jandali, un estudiante originario de Siria.
Fue entregado en adopción a Clara y Paul Jobs, quienes alentaron su afición por la electrónica.
Se graduó de la secundaria en 1972 y se inscribió en la universidad Reed College en Portland, Oregón, pero pronto abandonó los estudios.
Le sobreviven su hermana Mona Simpson, su hija Lisa Brennan-Jobs, su esposa Laurene Powell y sus tres hijos Reed, Erin y Eve.
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