La costumbre de quemar el “viejo” persiste entre las familias yucatecas, por ello a partir de hoy es común observar a personas comprando y construyendo los muñecos para despedir de manera explosiva el 2012 y dar la bienvenida al que comienza.
De tal manera que algunos hogares de estado ya cuentan con los “viejos” sentados en las puertas en espera de que hoy se escuchen los estallidos anunciando el fin de año.
Gran número de familias de Yucatán conservan la tradición de quemar el “viejo”, el cual es un muñeco de trapo vestido con ropa y zapatos viejos, rotos o desgastados, y a un lado una botella de licor, y el cual se rellena con pólvora, petardos, chiflados y todo artefacto explosivo.
Después de hacer un recuento de las vivencias que deja el año que termina, las personas esperan que marque el reloj las 12:00 de la noche del 31 de diciembre, para prenderle fuego lo que representa el fin de las penas.
Está costumbre comenzó como parte de una celebración religiosa, se usaba como una ejemplificación para que los fieles asociaran que con la quema del viejo se olvidan las cosas malas que se habían cometido, y las cenizas representaban la esperanza de un mejor futuro.
Hoy en día, dicha práctica se ha convertido en un medio de expresión popular e incluye una fiesta para celebrar el inicio del año. Aunque algunos todavía elaboran en familia el muñeco que quemarán, otros prefieren comprarlos.
En México, prácticamente en todo el país se lleva a cabo esta celebración. El “viejo” es sentado horas antes de la media noche a la entrada de las casas, donde los integrantes de las familias se reúnen y en ocasiones le reclaman los malos ratos que vivieron durante el año.
Esta tradición también se realiza en países en centros y Sudamérica con el mismo fin de despedir el año.
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