5 de enero de 2013

BICIMOTOS YUCATAN.- El Dragon Mart Cancún barrerá con las Pymes mexicanas, yucatecas y con los ecosistemas



Todos los días se habla de seguir creciendo a expensas de los ecosistemas. Se habla de nuevas inversiones que significarán más tráfico, más gente, más carreteras, más agua, más basura, más energía. El problema es que vivimos en un planeta de recursos finitos y con capacidades limitadas para sostener el crecimiento constante de las actividades humanas, o más bien de la depredación. De un mal llamado desarrollo, que además beneficia sólo a unos cuantos en la cúspide de la pirámide social mexicana.

De ejemplo, valga el enésimo botón. Una dura polémica se ha desatado por el proyecto de construir un Dragon Mart en Cancún, una auténtica colonia china en Quintana Roo para vender mercancías de ese país asiático al mayoreo y menudeo.

Sin ir más lejos, industriales y académicos han advertido sobre el daño "devastador" que podría causar sobre las Pequeñas y Medianas Empresas (Pymes) del país y de la Península de Yucatán el ingreso masivo de mercancías chinas fabricadas sin ningún tipo de consideración por el medio ambiente ni por los trabajadores semi esclavizados de ese país.

Guillermo Vidales, presidente de la Comisión de Aduanas de la Concamin, dijo al diario capitalino Reforma que el Dragon Mart afectará profundamente a Pymes, industria, comercio nacional y a la integración de cadenas productivas.

El Dragon Mart, como lo hemos advertido en la revista Yucatán y en la revista Emeequis y en Infolliteras.com, es un proyecto no sólo chino sino también del Gobierno estadounidense, los que pretenden vender todo tipo de mercancías y traer a miles de empresas a que vendan sus productos en el Dragon Mart. Además del golpe para las Pymes mexicanas hay que tomar en muy seria consideración hasta dónde pretendemos llegar con el llamado crecimiento. Es decir, si ya ahora los ecosistemas costeros dan serias muestras de estar al límite o rebasados por la actividad turística y humana será imposible que resistan la llegada de un millón de visitantes y de miles de contenedores semanales vía terrestre y marítima. Si ya hoy los embotellamientos, la erosión costera, la pérdida de manglares y de selva es muy grave en Quintana Roo pero también en Yucatán, ¿qué va a ocurrir con la costa de la Península con este tipo de mega proyectos? ¿Los resistirán los ecosistemas? Yo digo que no, y a los hechos me remito. Pero además, ¿se pretende cambiar la vocación turística de Quintana Roo?, ¿por una mercantil y más bien industrial?

Quizá lo peor son los ataques personales, las descalificaciones sin argumentos, la retórica de quinta, de personeros del Gobierno de Quintana Roo y de algunos diputados priístas quintanarroenses, los que como siempre ven puras ventajas y ningún problema para proyectos como el Dragon Mart.

“¡Basta ya de que existan voces que por atender otros intereses personales o de grupo y no el de los quintanarroenses utilicen a los medios nacionales para intentar detener inversiones que en Quintana Roo cumplen con la ley!, dijo el legislador federal priísta Román Quian Alcocer, líder de la bancada de Quintana Roo en el Congreso, en respuesta a nuestro reportaje publicado en la revista Emeequis.

Román Quian, evidentemente se mordió la lengua, ya que si alguien representa “intereses personales o de grupo y no el de los quintanarroenses” es él, portavoz del ex gobernador González Canto y del actual gobernador Borge, quienes tienen intereses personales en el proyecto.

Con la manida justificación de los “intereses de los quintanarroenses”, de la población mexicana, de los yucatecos, se han cometido todo tipo de tropelías. Y las consecuencias están a la vista. Un desarrollo que beneficia a unos cuantos, que depreda el medio ambiente y cancela toda perspectiva de futuro. Eso es el Dragon Mart Cancún, más de lo mismo, sólo que la ciudadanía ya se cansó, nos cansamos, de guardar silencio y aceptar con la cabeza gacha los discursos de tiranuelos de quinta que amenazan, manotean, señalan y descalifican en su defensa de “intereses ajenos al bien común”

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