Un día del último trimestre de 1900, Paul P. Harris cenaba con el abogado Bob Frank en un barrio próspero del norte de Chicago. Dieron un paseo por la zona y visitaron varias tiendas. Harris se quedó impresionado por la facilidad con que Frank charlaba amistosamente con muchos de los comerciantes.
Desde su traslado a Chicago para ejercer la abogacía, Harris no había presenciado el tipo de camaradería que Frank disfrutaba con los tenderos del barrio y se preguntó si habría alguna manera de fomentar tales lazos que tanto le recordaban el pueblecito de Nueva Inglaterra donde había pasado su infancia.
Seguía pensando en que lo que me sucedía también les sucedía a cientos o miles en la gran ciudad... Estaba seguro de que había otros jóvenes del campo o pueblecitos recién llegados a Chicago... ¿Por qué no reunirlos? Si otras personas también deseaban compartir un ambiente de camaradería, a buen puerto íbamos a llegar. -- Paul P. Harris, My Road to Rotary
Harris convenció a otros empresarios locales para reunirse y formar un club para contactos comerciales y cívicos, y disfrutar del compañerismo. Su visión constituyó la base del Rotary de hoy.
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