25 de abril de 2018

Esto se economiza cuando cambias el auto por la bicicleta


Hemos hablado bastante sobre la excelente alternativa que proporciona la bicicleta frente al automóvil como medio de trasporte, evidentemente siempre que la distancia, las condiciones del camino y la seguridad lo permitan. Pero, ¿qué tanto se economiza cuándo sustituimos el automóvil por la bicicleta?

Según un estudio publicado por la Universidad Lund (en Suecia) en colaboración con la Universidad de Queensland (en Australia), resulta seis veces más costoso para la sociedad – y para el individuo – andar en automóvil que en bicicleta.

Es la primera vez en que se ponen números al uso del automóvil en comparación con la bicicleta. Para dicho estudio comparativo, Stefan Gossling y Andy S. Choi aprovecharon el análisis del costo-beneficio que la ciudad de Copenhague, en Dinamarca, utiliza para determinar si la nueva infraestructura de ciclopistas debe construirse. Copenhague es uno de los puntos con más ciclistas en el mundo. 

En números.
Los daneses toman en cuenta el costo que los automóviles representan para la sociedad y como se comparan con las bicicletas en términos de contaminación del aire, alteraciones en el medio ambiente, rutas de viaje, ruido, desgaste de los caminos, salud y congestionamiento vial.

Así, el estudio concluyó que los autos tienen un impacto negativo mayor en la economía si se comparan con las bicicletas.

Si los costos para la sociedad y los costos de los individuos se sumaran, el impacto del automóvil es de 0.50 centavos de euro por kilómetro recorrido (unos $8.60 pesos mexicanos según el cambio actual), mientras que el impacto de la bicicleta es de € 0.08 (MNX $1.3) por kilómetro.

Pero si nos enfocamos solo en los costos y beneficios para la sociedad, un kilómetro en automóvil cuesta € 0.15 ($2.5 pesos mexicanos), mientras que la sociedad gana € 0.16 (MXN $2.7) con cada kilómetro rodado en bicicleta. 

Conclusión.
“El análisis de costo-beneficio en Copenhague muestra que las inversiones en infraestructura de ciclopistas y en políticas que incentiven el ciclismo son económicamente sustentables y proporcionan altos rendimientos”, argumenta Stefan Gossling.

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