7 de mayo de 2020

De “manerismos a marinerismos”. El habla yucateca


Yucatán es una tierra rica en historia, tradiciones, cultura, astronomía y gastronomía. Hemos ido de estado a república y de nuevo a estado. De nuevo a república y de regreso a estado. Somos cuna de gigantes y tierra adoptiva de inmortales.

Yucatán es un lugar que amas u odias. Somos tierra de claroscuros y no hay medias tintas. Quizá para algunos somos una especie de gusto adquirido, pero, en definitiva, reitero, no es lugar de medias tintas. Entre las cosas que la gente de fuera ama de nuestro estado, está la tranquilidad, la esencia romántica de una ciudad capital rica en tradición y sus pueblos mágicos que la rodean también llenos de historia y cultura y nuestra manera de expresarnos.

De igual manera en el reverso de la moneda, entre las cosas que a la gente de fuera disgusta de nuestro estado, está el calor infernal, los moscos, nuestras tradiciones que rayan en lo obsesivo, nuestra manera de conducir, y por supuesto… nuestra manera de expresarnos.

Yucatán estuvo prácticamente aislado de México durante cientos de años, motivo por el cual, nuestra manera de hablar, es particular y muy distinta del resto del país. Nuestro castellano es además una mezcla de Maya y español antiguo, que da como resultado un acento único acompañado de un léxico florido.

En Yucatan usamos palabras en castellano que se encuentran poco en el hablar cotidiano del resto de México. Palabras que vienen del periodo colonial, de nuestra muy estrecha relación con Cuba y Nuevo Orleans debido a relaciones comerciales de nuestros puertos ya fuesen Sisal o Progreso, o Campeche, que antes de ser un estado autónomo era parte de Yucatán.

-Modismos-
En nuestro hablar hay lo que nosotros llamamos “modismos” que no es otra cosa que un modo muy local de comunicar algo. Ejemplos hay muchos.

Los yucatecos utilizamos palabras como “acechar” cuyo significado es arrojar a una persona contra un muro, una pared o cualquier superficie dura. Sin embargo, para nosotros, “acechar” es mirar con sigilo o precaución o simplemente ir a ver a alguien. Ejemplo: “Acecha si ya se levantó” que significa, mirar si alguien ya despertó.

Otra palabra común en los yucatecos, es “anolar”. La etimología de esta palabra viene del maya “nol” que es disolver en la lengua. Es por ello que para nosotros los yucatecos, los dulces no se chupan, se anolan. Es decir, se dejan en la lengua y paladar hasta disolver.

En nuestro estado, la ropa se lava en un lugar llamado “batea”. El origen de esta palabra, es el árabe hispánico “baṭíḥa” y este del árabe clásico “baṭīḥah” cuyo significado es “tablón o lugar llano en forma de artesa”.

Es común ver la cara de ¿“como”? cuando un yucateco se refiere a la boca de una persona de labios gruesos y generosos como “bemba”. El origen de esta palabra viene de Cuba y está formada de dos onomatopeyas (palabras que tienen sonidos que se asemejan al significado) y es como los esclavos traídos del África se referían a la boca.

De ahí pasamos a una palabra sumamente usada en nuestro léxico diario, que es “escarpa”. Su origen viene del italiano “scarpa” a su vez de la raíz indoeuropea “sker” que significa cortar. De ahí que la Real Academia Española define la palabra como “declive áspero del terreno”. En Yucatán, la escarpa es igual a lo que en el resto de México llaman “banqueta” o “acera”. Nosotros caminamos en la escarpa… no en la banqueta -o acera-.

Debido a la gran cantidad de moscos en nuestro estado, es una necesidad contar con lo que en el resto de México se conoce como “mosquitero”. Una malla, finamente entretejida y transparente hecha de nailon o metal, que provee protección contra los mosquitos u otros insectos. Excepto que para nosotros los yucatecos, tiene otro nombre. Ese es “miriñaque”. Su origen viene de una fina tela del siglo XIX llamada crinolina, utilizada debajo de los vestidos para darle forma a las amplias faldas de los ropajes utilizados por las mujeres de dinero.

-Marinerismos-
Como mencioné, dentro de nuestro léxico diario, en Yucatán usamos palabras que provienen de términos utilizados por los marineros de la época y que permearon en la cultura popular yucateca.

Cuando queremos que alguien acelere el movimiento, no le decimos “apresúrate”. Para nosotros el verbo es otro. “Aligerar”.
Aligerar viene de “alijo”. Un tipo de embarcación de fondo plano utilizada para descargar y cargar los grandes barcos que, por su calado, se fondeaban lejos de los muelles. Este tipo de embarcación también se utilizaba para el contrabando de mercancías. “Aligerar” es aliviar el peso de la carga o hacer menos pesada la carga de la embarcación, pero no para nosotros. Para nosotros es hacer algo más rápido.

Sumado a este mismo vocablo, está la palabra “chalán” que en Yucatán es un auxiliar de algo. El chalán, era quien conducía una “chalana” -otra manera de llamar al “alijo”- o en su defecto ayudaba con la carga y descarga de las cosas. Es por ello que, para nosotros en Yucatán, un “chalán” puede ser el ayudante o auxiliar de un carpintero, albañil, un mecánico o un contador.

Dos expresiones comunes en nuestro estado son “ya está amarrado ese trato” como escuchar en los niños “amarrar” sus tenis o zapatos. “Amarrar” viene de atar o asegurar un buque en el puerto. Es por ello que “amarrar” significa atar, pero también asegurar algo.

Termino con dos de mis palabras favoritas. La primera es “escorar” que deriva de “escora” misma que tiene dos acepciones. Una escora es cada uno de los puntales que sostienen los costados de un buque en construcción y la segunda es la inclinación lateral que toma un buque por la fuerza del viento. De esta esta segunda forma de la palabra, entendemos que a raíz del ladeamiento de la embarcación, la carga o mercancía tenía que ser asegurada para no caerse y había que “escorar” la carga. Es decir, afirmar cualquier cosa a bordo para que no se caiga.

-La última y nos vamos-
En el resto de México, la gente le llama “alberca”. No nosotros los yucatecos. Para nosotros se llama “piscina” también llamada por los antiguos, “tanque”.
La palabra "alberca" la usaban en la zona conquistada por Cortés, heredada del árabe "Al birkah" que significa "charco de agua sucia", era el lugar donde bañaban a los animales y la palabra era usada por los soldados de más bajo rango de las tropas de Hernán Cortés. Piscina viene de la raíz griega "pisea" prados con agua, humedad - "pistirion" regadera, el lugar donde se baña la gente. La palabra “tanque” viene de las antiguas haciendas en Yucatán que era un gran depósito de agua en alto, que se utilizaba para regar las huertas y la gente aprovechaba para mitigar el calor y se bañaba en estos.

Si no eres yucateco y escuchas una palabra que no te suene, te aseguro detrás de esta, hay una historia interesante y peculiar. Si eres yucateco, estas son alguna de las razones por las que nos expresamos diferente al resto del país.

Terminaré este artículo con las palabras del poeta yucateco, Fernando Espejo Méndez quien decía: “El español que se habla en Yucatán no tiene simil en el mundo; ni con el que se habla en el resto de México. Es casi esotérico. ¿A cuántos de nosotros luego de una noche húmeda no nos ha amanecido empapado el miriñaque?” Expresión completamente ininteligible para la mayoría de quienes no son originarios de Yucatán.

Y no es que los yucatecos nos creamos mucho… lo somos.

José E. Urioste Palomeque
Para Times Media Mexico
Facebook. @JoseUriosteMX
Mérida Yucatán, México
Mayo 05 2020

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