¿Cómo surgió la celebración del Día Mundial Sin Auto?
La primera manifestación para incentivar el uso de alternativas que no dependieran de los combustibles fósiles se dio en la crisis petrolera de 1973, los países aliados en la OPEP Organización de países árabes exportadores de petróleo cortaron sus ventas a los países que apoyaron a Israel durante la guerra de Yom Kipur.
Durante la década se tomaron medidas ante el impacto de esta crisis. El desabasto de combustible fue tal que, por ejemplo, en 1974 tuvieron que suspender las carreras de autos de Montecarlo y el rally de Suiza. En E.U.A. se racionó el abasto de gasolina de acuerdo a la terminación de la placa de los autos, y se impuso el horario de verano, que adelanta una hora las actividades para ahorrar energía. A partir de esa crisis nació la Reserva Estratégica de Petróleo de Estados Unidos y se creó el Departamento de Energía.
Pero fue hasta 1994 que se organizaron las jornadas sin automóvil y en 1998 se estableció el 22 de septiembre como el Día Mundial Sin Auto (DMSA), en el marco de la Semana de la Movilidad. Las primeras ciudades en aplicar iniciativas en este camino fueron Reykjavíc en Islandia, La Rochelle en Francia y Bath en Reino Unido. Pero fue Gran Bretaña el primer país en aplicarlo a nivel nacional. Bogotá y Medellín en América son quienes celebran este día con mayor compromiso, al emitir un referéndum que prohíbe la circulación de automóviles particulares en las ciudades, y son estas dos ciudades las que realizan esta celebración desde el año 2000.
¿Cómo se suma la Ciudad de México a esta celebración?
La Ciudad de México se suma este año, en circunstancias que parecen paralelas a aquellas de la crisis petrolera de los años 70. El desabasto de combustible derivado del combate a las intrincadas redes de huachicol demostró la magnitud que puede tener una crisis así en nuestras vidas y lo dependientes que son ciertos sectores de la sociedad de sus comodidades, sin ver la solución en otro tipo de movilidad como la bicicleta o el transporte público de manera inmediata, sino con muchas dificultades y manifestaciones en muchos casos desesperadas. La histeria colectiva agrava aún más el problema de dependencia que el sistema tiene ante las energías no renovables.
La reflexión a la que invita el Día Mundial Sin Automóvil es profunda: ¿cómo es nuestra convivencia cuando nos salimos de esa burbuja que es nuestro auto, cuando el espacio público se disfruta a pie, en bicicleta, o en transporte colectivo?
Mejoremos nuestra convivencia, exigiendo mejoras urbanas colectivas que representen mayor seguridad. Mejoremos nuestra salud, cambiando de transporte podemos dejar el sedentarismo detrás. El disfrute de un día a día en bicicleta es notorio en muchos aspectos, salud, estéticos, ecológicos y económicos. Un automóvil estacionado ocupa el espacio de 20 bicicletas.
Sin duda el automóvil de motor de combustión interna es ya un transporte primitivo y la bicicleta, un invento del siglo XIX, anterior al auto, ha trascendido como un transporte futurista que genera muchos beneficios, ente ellos, uno que necesitamos con urgencia que es mejorar la calidad del aire.
Greenpeace
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