Por usos y costumbres, Yucatán es un auténtico “estado bicicletero”, en el buen sentido.
Buena parte de sus habitantes utiliza la bicicleta para fines diversos, desde el entretenimiento hasta el trabajo. Lo mismo en las ciudades que en las áreas rurales, incluidas zonas de cultivo.
El 15 de julio de este año, el Congreso del Estado aprobó la Ley de Fomento al Uso de la Bicicleta, que, como su nombre indica, busca promover la utilización de este vehículo de dos ruedas y la adopción de políticas públicas que faciliten el camino hacia ese objetivo.
Expertos en el tema coinciden en que esa ley es sólo el primer paso, pues hay importantes puntos pendientes. Entre ellos figuran la falta de infraestructura para garantizar la seguridad de los ciclistas y también la necesidad de fomentar una nueva cultura en los guiadores.
René Flores Ayora, subdirector de Transporte del Ayuntamiento meridano, indica que por lo general las ciudades se construyen y crecen “en función de los automóviles”, sin darle a la bicicleta el valor que tiene como medio de transporte alterno adecuado para una capital como Mérida.
El corporativo Cicloturixes, principal promotor y defensor del uso masivo de la bicicleta por sus múltiples bondades, subraya que el uso excesivo de automóviles está “despersonalizando” a las ciudades.
“Mientras más personas se muevan en bicicleta vamos a tener una ciudad más segura, más amable”, dice Everardo Flores Gómez, integrante del colectivo, quien también se refiere a otras ventajas como menos contaminación y fomento del ejercicio físico.
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